Madrid Oculto

Poder ver lo oculto, encontrar lo escondido,  descubrir lo desconocido, perderme y aprender.


El Ángel Caído de Madrid

Una de las pocas estatuas dedicada a Lucifer está en Madrid. Situada 'curiosamente' a 666 metros de altura sobre el nivel del mar en el Parque del Retiro. La fuente representa la expulsión del cielo de Lucifer y algunos creen que es una puerta al infierno.

Un Duende Escondido

También en el Parque del Retiro en el siglo XVIII cuenta una leyenda que trabajadores del parque decían que tanta belleza era culpa de un duende que iba cambiando las flores de sitio cada día para que cada paseo fuera diferente. Cuando el parque se hizo público, muchas parejas de enamorados iban al Retiro y se hizo famoso el dicho de que quien consiguiera ver al duende, sería afortunado en el amor. Ahora es más fácil encontrarlo gracias a una estatua que José Noja levantó en 1985. El duende está sentado sobre una de las antiguas oseras de la Casa de Fieras.

Estación Fantasma de Chamberí

El Metro de Madrid tiene una estación fantasma, también llamada Andén 0. Es la antigua estación de Chamberí que estuvo abandonada y hoy en día se puede visitar y ver tal y como era cuando se inauguró la primera línea en 1919. En los años 60 debido a la afluencia de viajeros fue necesario alargar los andenes de 60 a 90 metros, lo cual no era posible en la estación de Chamberí por estar en una curva. Decidieron cerrarla y así permaneció durante 40 años generando, como no, misterios y leyendas.

La leyenda más famosa es la de 'La niña huérfana'. Allá por los años 50, un cura y una monja mantenían un romance y fueron descubiertos por una niña huérfana que vivía en el colegio de la monja. Para que su historia no saliera a la luz, en una excursión escolar, arrojaron a la niña al tren. La niña maldijo la estación de Chamberí y se aparece cuando se acerca el aniversario de su muerte. 

En 2006 y 2008 se rehabilitó para que hoy podamos viajar en el tiempo y ver como era la famosa estación.

Enterrados en Tirso de Molina

La estación de la Línea 1 del Metro de Madrid tiene una leyenda. Dicen que a Medianoche, se pueden oír los gritos de monjes allí enterrados. Cuando se levantó la parada de Metro en los años 20 se descubrió bajo tierra el cementerio de los monjes del Convento de las Mercedes, que ocupaba antes ese lugar. Los ingenieros decidieron depositar los huesos en los andenes, cubiertos con los azulejos de la estación... ¿A que ya no te apetece pasar por allí?...


La casa de Calderón de la Barca

En el número 61 de la Calle Mayor de Madrid se esconde un edificio que suele pasar desapercibido por la mayoría de los transeúntes. Se trata de la casa más estrecha de la capital. Con poco más de cuatro metros de ancho, este inmueble antiguo se ha conservado gracias a que entre sus paredes vivió y murió, en 1681, una leyenda de la literatura española, Calderón de la Barca. 

Satanás en la Puerta del Sol

El edificio principal de la Puerta del Sol y actual sede del gobierno regional, esconde una leyenda. Cuenta la tradición que Satanás se apareció ante los obreros que trabajaban en la construcción y les advirtió de que el edificio estaba maldito porque seguía el diseño de un arquitecto francés, Jacques Marquet. Ante las advertencias de que el bloque pertenecía al Infierno, se llegó a contratar a un cura para bendecir las obras. Muchos se atreven a afirmar que, aún hoy, el Diablo vive entre sus paredes.


La Calle Pez

Esta es la historia de un padre, una hija llamada Blanca y la Casa del Pez. La casa tenía un jardín con una fuente llena de peces. Poco a poco se fueron muriendo, hasta que solo quedó el pez naranja. Un día, el pez naranja también murió y Blanca se puso tan triste que su padre decidió grabar en la entrada de la casa un pez naranja, para contentar a la niña. Desde entonces la gente de Madrid usa la Casa del Pez como referencia.


La Casa de las Siete Chimeneas

''Cuenta la leyenda que esta casa se construyó para servir de morada a la hija de un montero de Felipe II, de quien se dice que fue amante en secreto. La joven se llamaba Elena y poseía una extraordinaria belleza que cautivó al hijo de Carlos I cuando aún era príncipe. La joven Elena, que carecía de la nobleza necesaria para emparentar con la realeza, se casó con un capitán del ejército del rey llamado Zapata. Poco después del enlace Zapata tuvo que partir a la guerra en Flandes contra las tropas francesas, donde participó en la famosa batalla de San Quintín.

El capitán murió en combate y la joven viuda quedó desolada por la tristeza. Apenas comía ni dormía y su aspecto se deterioró entre lágrimas y lamentos. Finalmente murió de pena, pero algunos afirmaron que antes dio a luz a una niña de la que no se supo nada. Los sirvientes afirmaron que en realidad Elena no había muerto de pena sino asesinada, porque habían descubierto en su cuerpo varias marcas de cuchillos. Empezaron a circular rumores que relacionaban la muerte de la joven con el rey, que había sido su amante y trataba de ocultar una relación de la que había nacido una supuesta hija por evitar futuros problemas sucesorios. Pero a quien se acusó formalmente del crimen fue al padre de Elena, quien fue interrogado. Poco después el cuerpo sin vida del padre apareció colgando de una cuerda sujeta a las vigas de la Casa de las Siete Chimeneas.

Las autoridades ordenaron entonces investigar más a fondo la muerte de Elena, pero el cadáver ya había desaparecido. Nadie sabía dónde podía estar y se pensó que quizá fue ocultado en las paredes del edificio o enterrada en sus jardines. Una búsqueda exhaustiva por la propiedad fue infructuosa y finalmente el cuerpo se dio por desaparecido. Años más tarde, cuando el revuelo por los crímenes había cesado, un hombre afirmó haber visto por la noche una figura deslizándose sobre el tejado entre las chimeneas de la casa. Se trataba de una mujer vestida de blanco que llevaba una antorcha en una mano y que con la otra señalaba hacia el Alcázar, morada del rey Felipe. 


El Paraíso de los Almendros

Casi al final de la calle Alcalá se esconde un parque apenas conocido por madrileños que no son del barrio y turistas. La Quinta de los Molinos sería un rincón verde más de la capital si no fuera porque en su interior viven más de 6.000 almendros que ofrecen un espectáculo único para los cinco sentidos cuando florecen. Las flores rosas y blancas tiñen este jardín y su olor atraviesa los muros que rodean el parque durante los meses de febrero y marzo.

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