Roma

Septiembre de 2011.

La Ciudad Eterna, un viaje por el tiempo entre monumentos, plazas, fuentes y restos arqueológicos.

Fundamental para este viaje evitar los meses de más calor ya que hace... y bastante. Nosotros fuimos en Septiembre y aún pasamos bastante calor. Calzado muy cómodo porque es una ciudad para 'patear' y con casi todo el suelo es empedrado, por lo que los pies acaban destrozados. De hecho es una de las ciudades que más dolor de pies me han provocado. Pero, vale la pena.

Puedes utilizar también el metro aunque es bastante viejo, caluroso y agobiante. 

La historia de Roma y su Imperio es inmensa y apasionante. Aquí va un 'resúmen' para entrar en materia y conocer mejor la tierras que hoy millones de personas visitan incondicionalmente.

Leyenda de los orígenes de Roma

Roma fue fundada, según la historia, por dos hermanos gemelos, Rómulo y Remo, que acompañados de bandidos y vagabundos expulsados de sus propias ciudades, decidieron fundar un nuevo asentamiento junto al Tíber. Sin embargo, los dos hermanos no se ponían de acuerdo acerca del lugar en que levantarían su ciudad. Remo prefería el promontorio del Aventino, mientras que Rómulo se inclinaba por la colina del Palatino. Decidieron dejar la decisión en manos de los dioses y esperar una señal de lo alto.

La mañana del 21 de abril del año 753 a.C., Remo divisó desde la cima del Aventino seis enormes buitres sobre su colina. Eufórico se dirigió hacia Rómulo para proclamar su  victoria, pero en el mismo momento, una bandada de doce pájaros sobrevolaba el Palatino. Seguro de su victoria, y sin esperar la llegada de su hermano, Rómulo cogió un arado y comenzó a cavar el Pomerium, el foso circular que fijaría el límite sagrado de la nueva ciudad, prometiendo dar muerte a quien osara atravesarlo. Remo enfadado, lo cruzó desafiante. Obligado por el juramento que acababa de pronunciar, Rómulo dio muerte a su hermano, que fue el primero en pagar con su vida la violación de la frontera sagrada de Roma.

Esta leyenda tenía para los romanos una promesa: su ciudad sería perfecta y jamás tendría fin, como el foso que rodeaba el Palatino. Pero contenía también una oscura amenaza: la sombra del fratricidio sobre la que estaba fundada planearía como una maldición sobre Roma, en cuya historia abundaron los asesinatos y las Guerras Civiles.

Para poblar la ciudad recién creada, Rómulo aceptó todo tipo de prófugos, refugiados y expulsados de las ciudades vecinas de procedencia latina. La colonia estaba formada íntegramente por varones, pero para construir una ciudad se necesitaban también mujeres. Pusieron entonces sus ojos en las hijas de los Sabinos, que habitaban la vecina colina del Quirinal. Para hacerse con ellas, los Latinos organizaron una gran fiesta, con carreras de carros y banquetes, y cuando los Sabinos se encontraban vencidos por los vapores del vino, raptaron a sus mujeres. Al regresar a sus casas y descubrir el engaño, los Sabinos declararon de inmediato la guerra a los Latinos.

Rómulo y Remo
Rómulo y Remo

Los 7 Reyes Romanos

Desde la fundación de la ciudad por Rómulo hasta la República (año 509 a.C.), Roma fue gobernada por siete reyes.

El piadoso Numa Pompilio: El primer sucesor de Rómulo, de origen sabino. Hombre severo y piadoso, fue el fundador de la religión romana. Enseñó a los romanos la forma en la que debían rendir culto a sus dioses, estableció el calendario sagrado e implantó las principales ceremonias religiosas, siguiendo las instrucciones que, según decía, cada noche le dictaba una ninfa llegada desde el Olimpo.

Fue un rey pacífico. Durante todo su reinado el templo de Jano, que sólo se abría en tiempos de guerra, permaneció cerrado, algo que sólo ocurriría otras dos veces en la historia de Roma.

Tulio Hostilio, el guerrero: Fue un gran guerrero que organizó militarmente a los romanos y les enseñó a pelear. Conquistó Alba Longa, la ciudad más importante del Lacio, que amplió considerablemente el territorio de Roma.

Anco Marcio: Tulio Hostilio murió a manos de Anco Marcio (nieto de Numa), que le sucedió en el trono. Anco Marcio incorporó a Roma a los habitantes de varias ciudades latinas y amplió los límites de la ciudad. Construyó el puerto de Ostia e hizo que Roma llegara al mar. Construyó el primer puente de madera sobre el Tíber y la primera cárcel.

Un siglo después de su fundación, el pueblo había ido creciendo hasta convertirse en una ciudad con importancia. A los cuatro primeros reyes, originarios de Roma, les sucedieron tres monarcas etruscos, de la poderosa familia de los Tarquinios. Éstos provenían de una cultura mucho más avanzada, y mostraron a los romanos las ventajas del comercio y la industria.

Tarquinio Prisco: Culto e inteligente, se ganó la voluntad de los romanos mediante dádivas y, dicen que fue el primero en dirigir un discurso al pueblo pidiéndole su nombramiento. Para celebrar su triunfo y contentar a la plebe, organizó los primeros juegos en el actual emplazamiento del Circo Máximo, inaugurando una costumbre que no se interrumpió desde entonces. Mejoró notablemente la ciudad, con calles bien trazadas y barrios delimitados.

Servio Tulio: Su sucesor, de origen humilde nacido de una esclava. Sin embargo, se educó en el palacio de Tarquinio el Viejo y acabó casándose con su hija. Fue un rey querido y respetado, que llevó a cabo importantes obras en la ciudad. Construyó la primera muralla de Roma, llamada por ello 'muralla serviana'. Reorganizó completamente el ordenamiento político de la ciudad, agrupando a sus ciudadanos no por su domicilio, sino en función de su riqueza. De este modo, impulsó la industria y el comercio, abriendo la carrera política a todos aquellos que hubieran conseguido enriquecerse por su propio esfuerzo.

El último de los reyes que tuvo Roma, Tarquinio el soberbio, fue un auténtico tirano odiado por los romanos. Después de haber alcanzado el poder asesinando a su suegro (Servio Tulio), Tarquinio fue el primer monarca que se rodeó de una guardia personal para protegerse. Ansioso de gloria, llevó a cabo importantes campañas militares en territorio etrusco, y también realizó obras de gran envergadura en la ciudad, entre las que destaca la construcción del majestuoso Templo de Júpiter en la cima del Capitolio, que sería durante siglos el más importante de Roma. A él se deben también el servicio obligatorio en la milicia, y el reparto gratuito de trigo a la población, llamado annona.

El desencadenante de su caída fue la muerte de la joven Lucrecia. Fue forzada por un hijo de Tarquinio, y tras confesar su desgracia a su padre y su marido, se suicidó delante de ellos atravesándose el corazón. La ciudadanía, encolerizada al enterarse, decidió expulsar al rey y a toda su familia.

Llegaba el año 509 a.C. y comenzaba la República Romana, que gobernaría la ciudad durante cinco siglos.

República y Dinastías Romanas

Tras la expulsión de los reyes y la instauración de la República, en el año 509 a.C., el poder en Roma recayó sobre los patricios, jefes de las principales familias, que formaban el Senado y que eran elegidos por los ciudadanos para los distintos cargos públicos. El principal objetivo fue que ningún hombre tuviera un poder excesivo. El gobierno lo ejercían siempre dos cónsules, que se renovaban de año en año. Cada uno de ellos podía vetar las decisiones del otro, y en tiempo de guerra dirigían las operaciones militares en días alternos.

Surgieron las conocidas siglas SPQR, Senatus Populusque Romanus, 'El senado y el pueblo romano', significaba que todo se hacía en nombre de los dos grandes poderes que gobernaban la ciudad: el senado de patricios, y las asambleas de ciudadanos plebeyos, encargadas de elegir a los cargos públicos.

Sin embargo, ya se estaban fraguando los primeros conflictos. Los patricios, descendientes de las primeras familias que habían fundado la ciudad junto a Rómulo, disfrutaban de numerosos privilegios: sólo ellos podían formar parte del Senado, y sólo ellos podían desempeñar cargos públicos. Ellos hacían las leyes, las ejecutaban, y eran también los jueces que castigaban a los infractores de la ley.

A los plebeyos, que pagaban sus impuestos y acudían al ejército cuando se les convocaba, tan sólo les correspondía reunirse cada año para elegir a los magistrados entre los candidatos que presentaban los patricios. Indignados por esta situación, los plebeyos emprendieron largas y encarnizadas luchas con los patricios para reclamar más derechos. Finalmente el enfrentamiento se agravó cuando los plebeyos dejaron de cultivar la tierra, de comerciar y de servir en el ejército, y se retiraron a la colina del Aventino, proclamando que no volverían a sus tareas hasta que se reconocieran sus derechos. El Senado tuvo que claudicar, y accedió a incluir una nueva magistratura en el ordenamiento institucional: los tribunos de la plebe. Estos magistrados, que sólo podrían ser elegidos entre candidatos plebeyos, tendrían como única función defender sus intereses, y dispondrían, para ello, del derecho de veto sobre cualquier resolución senatorial.

Para evitar conflictos por parte de los patricios, los tribunos de la plebe serían considerados personas sagradas. Si alguien atentaba contra su vida, su cabeza sería sacrificada a Júpiter, y sus bienes subastados. Medio siglo después de estos episodios, en el año 451 a.C., los plebeyos obtuvieron una nueva conquista: diez hombres sabios elegidos entre los romanos redactaron la Ley de las Doce Tablas, que se convirtió en la primera ley escrita de Roma.

El poder predominante que ejercía Roma con el lema 'Foedus Cassianum' - haya paz entre los romanos y todas las ciudades latinas mientras la posición del cielo y la tierra siga siendo la misma-, dio lugar a numerosas guerras latinas y samnitas siendo derrotados y dejando a Roma el camino libre para expandirse hacia el Sur de la Península.

Guerras púnicas, griegas, crisis, guerras civiles... Los generales romanos se habían vuelto demasiado poderosos. Apoyados en sus legiones y en los recursos de las provincias que gobernaban, pugnaban entre sí para hacerse con el poder en solitario. Primero Mario y Sila, después Julio César y Pompeyo, sumieron la ciudad en un baño de sangre.

Destaca Julio César que consiguió concentrar en su mano todos los poderes políticos de forma indefinida. Pero Roma, orgullosa de su tradición republicana, no estaba preparada para este cambio, y Julio César fue asesinado por un grupo de senadores en el año 44 a.C. Le sucedió Octavio que gobernó Roma junto con Marco Antonio, hasta que consiguió deshacerse de él, en la última de las guerras civiles que asolaron la República. Cayo Octavio (conocido después como Augusto) supo combinar con inteligencia tradición y renovación, dando paso a la época más brillante de la cultura romana.

Julio César
Julio César

El primer sucesor de Augusto fue Tiberio quien pasó los últimos 10 años de su vida retirado en la isla de Capri, después de haber dejado el gobierno en manos de un ministro.

Su sucesor, Calígula, se creía con el poder de un Dios, y mandó arrancar las cabezas de todas las estatuas de los dioses de su palacio para colocar la suya. Declaró la guerra a Neptuno, señor de los mares, y odiado hasta por sus más cercanos, murió asesinado cuatro años después de iniciar su reinado.

Le sucede su tío Claudio al que todos consideraban incapaz y estúpido, tartamudo y cojo, fue capaz de regir el Imperio con justicia y sabiduría, mejorando notablemente el funcionamiento de la administración.

Tras él Neron fue ejemplo de la depravación a la que puede llevar el poder cuando se deja en manos de alguien vanidoso y cruel. También murió de modo violento, cuando fue obligado a quitarse la vida.

La muerte de Nerón sin herederos puso fin a la Dinastía Julio-Claudia, y sumió a Roma en una guerra civil que se resolvió en menos de un año, con el ascenso del General Vespasiano, que inauguró una nueva Dinastía de emperadores: Los Flavios. Vespasiano fue un gran administrador, dedicado en cuerpo y alma al gobierno del Imperio, y durante su reinado se sanearon las arcas del Estado.

A su muerte le sucedió su hijo Tito que inauguró el Coliseo y murió dos años después de subir al trono que fue ocupado por su hermano Domiciano, totalmente diferente a él. Fue odiado por su crueldad, y llegó a ser considerado como un nuevo Nerón.

La Asamblea eligió a un emperador de transición, Nerva, un senador anciano y sin hijos. Este se apresuró a adoptar como heredero y sucesor a Trajano, el mejor general de Roma, ganándose así el apoyo del ejército.

La llegada al trono de Trajano, en el año 98 d.C. inauguró la era más gloriosa del Imperio, La Edad de Oro, en el que Roma alcanzó su máximo esplendor y desarrollo. Le siguen Adriano, Antonino Pio hasta llegar a Marco Aurelio y con él, el declive de la Edad de Oro. Los bárbaros, ansiosos por alcanzar las riquezas de Roma, asediaban todas las fronteras del Imperio. Erróneamente entregó el Imperio a su hijo Cómodo, violento y con delirios de grandeza que gobernó en La Edad de Hierro. Terminó estrangulado en el baño por uno de sus esclavos.

Vuelve a cambiar la Dinastía: 'Los Severos' y toma el poder Septimio Severo, el primer emperador proveniente del norte de África. Estos emperadores fueron rudos pero buenos administradores, consiguiendo un corto período de estabilidad. El fin de esta dinastía trajo un período de confusión, conflictos y caos, hasta que el General Diocleciano vuelve a encauzar y asegurar la supervivencia del Impero durante casi 2 siglos más dividiendo el poder en dos partes, Oriental y Occidental.

El gobierno de Constantino declaró la libertad de cultos y fundó la nueva ciudad de Constantinopla que fue Capital Imperial.

Teodosio subió al trono haciendo del Cristianismo la religión oficial de Roma y dividió el Imperio entre sus hijos Honorio y Arcadio. Esto provocó conflictos con Burgundios, Alanos, Suevos y Vándalos con saqueos sobre Roma.

Llegó al trono Rómulo Augústulo que pasó sin pena ni gloria y en poco tiempo el general bárbaro Odoacro le quitó de en medio.

Así cayó el Imperio Romano de Occidente a mano de los Bárbaros. El de Oriente sobreviviría durante mil años más, hasta que los turcos, el año 1453, derrocaron al último Emperador Bizantino. Con él terminaba el gran dominio de los descendientes de Rómulo.

 Fuente información:historia-roma.com

Coliseo y Foro Romano

Coliseo

A pesar de no conservarse en perfecto estado... es, imponente de día, impresionante de noche. Una de las obras maestras de la arquitectura de todos los tiempos. Con casi 2.ooo años de antigüedad, es el mayor Anfiteatro Romano. Bajo el lema 'Pan et circus', acogía a más de 50.000 personas para disfrutar de espectáculos, ejecuciones, peleas de gladiadores...

El Coliseo Romano empezó sus obras en el año 70 d.C, cuando el Imperio Romano se encontraba bajo el mando del emperador Vespasiano, y se terminó de construir en el año 80 d.C, durante el mandato del emperador Tito, aunque fuera su hijo el que terminaría de construir el nivel superior de la obra y la inaugurara en el mismo año. Posteriormente, el emperador Domiciano realizó algunas remodelaciones construyendo una galería en la parte superior, aumentando su aforo, además de un hipogeo y una serie de túneles subterráneos que se usarían para albergar animales y esclavos.

Fue construido en un espacio con una profundidad de unos 6 metros y se inició su construcción removiendo 33.000 toneladas de tierra, ya que la enormidad de esta obra necesitaba soportes de hasta 12 metros de alto y profundidad en el suelo para poder mantenerlo estable.

Tras sufrir saqueos, terremotos e incluso bombardeos en la II Guerra Mundial, actualmente es una de las siete maravillas del mundo visitada por millones de personas.

Entradas: https://www.colosseum-rome-tickets.com/

Coliseo
Coliseo

Foro Romano y Palatino

El Foro, el Coliseo y el Palatino son los tres grandes conjuntos arqueológicos que se conservan en la ciudad de Roma. Los romanos trazaban dos vías perpendiculares, el Cardo y el Decumano, y a cada una de ellas añadían otras paralelas, secundarias, que configuraban un plano ortogonal. En el centro, donde las vías principales se cruzaban, dejaban un amplio espacio (una plaza) presidido por un templo que se consagraba a la tríada capitolina y flanqueado por varios edificios públicos, una basílica, una curia, unos comicios, dedicados a la administración, a la justicia y a las asambleas. Esto era el foro de la ciudad: el equivalente romano al ágora griega. El centro de la ciudad, la plaza donde se encontraban los edificios públicos, donde se cerraban los tratos, donde tenían lugar las reuniones y las protestas.

El primero de los Foros Imperiales fue el de Julio César, luego vinieron los foros de Augusto, de Nerva (construido en realidad por Domiciano) y de Trajano. Los Foros Imperiales aportaron sobre todo una organización lógica y homogénea de los espacios. Aunque hoy los veamos separados, formaban un conjunto arquitectónico unitario, aislado del resto de la ciudad y estructurado en torno a cinco grandes plazas porticadas. Sus funciones eran prácticamente las mismas que las del antiguo Foro Romano: el culto (ahora a los emperadores y a sus dioses asociados), la administración y la justicia.

La Vía Sacra fue la calle principal de la Antigua Roma, que llevaba desde lo alto de la colina Capitolina, atravesando de este a oeste el Foro Romano, de la Regia al Comitium y la Curia hasta llegar a donde se encuentra el Coliseo.

 El Arco de Tito situado en la Vía Sacra, fue construido poco después de la muerte del emperador Tito, después de la destrucción de Jerusalén. Sus relieves representan la llegada a Roma de los vencedores cargados de botín hecho en la Guerra Judia. Conmemora las victorias de Tito contra los judíos. La arquitectura del Arco de Tito expresa la evolución del arte romano desde los modelos helenísticos.  Es uno de los dos arcos del Foro Romano todavía intactos; el otro es el Arco de Septimio Severo que, junto el Arco de Constantino y el de Galieno son los arcos de triunfo todavía visibles en Roma.

El Templo de Antonino y Faustina  se sitúa sobre la Vía Sacra, al este de la Basílica Emilia y frente de la Regia. Fue construido en el año 141 d. C por Antonino Pio, en honor a su esposa, la emperatriz Faustina, la cual fue divinizada en el año de su muerte. Años después y tras la muerte de Antonino, en el año 161 d. C, el senado decidió dedicar el edificio a la memoria de ambos esposos. Tiene una una gran fachada, con una antigua escalera y seis grandes columnas de mármol blanco, con un friso muy bien conservado.

 Basílica de Majencio y Constantino, otra de las muchas ruinas que se encuentra en el Forao Romano. Es una de las basílicas más grandes e increíbles de la antigüedad y fue considerada en su tiempo por todos los romanos como una de las basílicas más bellas de su época. Fue en su tiempo uno de los edificios más grandiosos de la Roma Imperial. Su nombre lo recibió en honor a sus dos creadores: Majencio, el cual fue el que inicio este proyecto en el año 306 d.C. y Constantino, que la termino seis años después, en el siglo IV, continuándola y modificando su distribución interior y trasladando la entrada de la fachada este a la fachada sur, para situarla sobre la importante Vía Sacra.

La Columna de Focas, es una columna conmemorativa y su nombre se debe  al hombre que la construyó en aquel momento. Midiendo aproximadamente 14 metros de altura,  la columna de Focas fue hecha en mármol blanco y data del siglo II. 

Y sobre el Foro encontramos el Monte Palatino. Ubicado en un lugar estratégico, en altura, pero con una posición de vigilancia sobre el Tíber. La mitología romana habla de una cueva, el Lupercal, donde los fundadores de Roma, Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba. Esta leyenda pervivió de tal manera que el Palatino fue considerado el monte sagrado. La palabra Palatino deriva de Palatinum, la Residencia del emperador, que viene de Palazzo (Palacio) para denominar la morada de personas nobles.

Arco De Tito
Arco De Tito

Fontana Di Trevi

Simplemente me dejó 'ojiplática'. Vas caminando entre estrechas callejuelas, empiezas a oir agua, jaleo, y de repente aparece ante tí... inmensa, majestuosa, preciosa. No la había imaginado así, pensaba que era mucho más pequeña y por eso me impresionó tanto. Para muchos es la más bella del mundo.

La historia de esta fuente se remonta a los tiempos del emperador Augusto. Según la leyenda, fue una misteriosa doncella la que indicó al general Agripa el emplazamiento del manantial, en las afueras de Roma. Para traer el agua a la ciudad, Agripa construyó un acueducto (terminado el año 19 a.C.), que en honor de aquella doncella se llamó Acqua Virgo.

Está en una plaza pequeña en contraste al inmenso tamaño de la fuente que ocupa una fachada entera. Escondida entre pequeñas callejuela no te esperas encontrar semejante maravilla.

Como no puede faltar, hay costumbre de arrojar una moneda al estanque para asegurar el retorno a la Ciudad Eterna (mano derecha sobre hombro izquierdo). Entre sus maravillosas estatuas se puede ver, por ejemplo, uno de los caballos alados que tiran del carro del dios Océano. El tritón que lo conduce hace sonar la caracola para abrir paso al Señor de las aguas.

Fue bastante difícil sacar fotos ya que el tumulto de gente era exagerado, pero quedas tan maravillado que te da igual!!. 

Fontana di Trevi
Fontana di Trevi

PANTEÓN DE AGRIPPA

Aunque el Panteón conserva el nombre de Agripa (que levantó el primer Panteón en el siglo I), el edificio que vemos hoy fue construido por el emperador Adriano en el siglo II. La forma esférica de su interior (la cúpula es una media esfera perfecta) debía reflejar la perfección del Imperio Romano, destinado a durar eternamente.

Su diámetro y altura miden lo mismo, 43,30 metros y es mayor que la Basílica de San Pedro. Su óculo en el centro de la cúpula ilumina todo con luz natural. En la fachada custodian 16 columnas de 14 metros de altura con la inscripción "M.AGRIPPA.L.F.COS.TERTIVM.FECIT", que significa "Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, lo hizo".

En su interior encontrarás tumbas de numerosos reyes, del pintor renacentista Rafael y numerosas obras de arte.

Está ubicado en una bonita plaza llena de terrazas y el Horario es: Lunes a Sábado: 9-19,30. Domingos: 9-18. Festivos entre semana: 9-13. Cerrado: 1 enero, y mayo y 25 diciembre.

Al lado puedes ver la Iglesia de la Magdalena (Chiesa di Santa Maria Maddalena) y siguiendo un poco por la calle de mismo nombre llegarás a la heladería La Palma. Imprescindible ir y difícil elegir uno de los helados que llenan su vitrina infinita de sabores.

Pantheón de Agripa
Pantheón de Agripa

Plazas

Si quieres ver cielos de cúpulas, plazas y fuentes, esta es tu ciudad.

Piazza España, Piazza Barberini, Piazza Navona, Piazza di Campidoglio, di la República, Piazza Colonna, Piazza Popolo, Piazza Venezzia... todas ellas espectaculares. Si me quedo con una... Piazza Navona.

Piazza España: Frente a una fuente con forma de barca (Fontana della Barcaccia, realizada por el padre de Bernini en 1629), está la inmensa escalinata que asciende hasta la iglesia de Trinità dei Monti con su doble campanario, era dominio de Francia, y durante siglos toda la zona fue escenario de luchas entre ambas monarquías. El nombre de la plaza es debido a la Embajada de España ante la Santa Sede, ubicada en este lugar desde el siglo XVII.

Piazza Navona: Su forma alargada es debido al estadio de Domiciano (de finales del siglo I), sobre cuyas ruinas se levantaron en la Edad Media casas y palacios.  Por voluntad del papa Inocencio X Pamphili se convirtió en la espectacular plaza barroca que vemos hoy.

Lo que más llama la atención es la Fuente de los Ríos, encargada por Inocencio X a Bernini. Tiene 4 figuras monumentales, que representan los principales ríos de los cuatro continentes entonces conocidos. Sobre ella, en el centro de la plaza, se levanta un obelisco egipcio, como antiguamente se hacía en los circos romanos. Junto a la iglesia se encuentra la iglesia de Santa Agnese in Agone, diseñada por Borromini. En los extremos de la plaza hay dos fuentes más pequeñas, con esculturas realizadas en el siglo XIX. La Plaza está siempre muy animada y llena de artistas callejeros que suelen sentarse por todas partes. 

Para mi gusto, esta es la Plaza más bonita de Roma.

Piazza del Popolo: Ubicada en el extremo Norte de la ciudad y ha sido, desde la Antigüedad, la puerta de Roma por excelencia. Desde ella partía la Via Flaminia, que conectaba la urbe con el resto del continente. Durante toda la Edad Media y Moderna continuó desempeñando este mismo papel. Sólo a finales del XIX, con la construcción de la Estación Termini (1867) y el desarrollo del ferrocarril, comenzó a perder importancia.

Desde la Piazza del Popolo parten tres calles rectas, que forman el famoso tridente:Vía del Corso (la del centro) - Via di Ripetta (a la derecha) - Via del Babuino (a la izquierda). La Via del Corso y Ripetta siguen el mismo trazado que tenían en época antigua. Pero la Via del Babuino fue abierta por los Papas del Renacimiento con ocasión del Jubileo de 1525. Las calles convergen con precisión matemática en el obelisco de la Plaza.

La Iglesia de Santa María del Popolo tiene una leyenda. El fantasma de Nerón permaneció durante mucho tiempo en la mente de los ciudadanos romanos, que pensaban que en el lugar en el que había sido enterrado había crecido un nogal embrujado siempre lleno de cuervos. Para poner fin a la leyenda, en el año 1099 el Papa Pascual II ordenó talar el árbol y colocar en su lugar una capilla románica. La capilla fue ampliada en 1227 y posteriormente reformada entre los años 1472 y 1477. En el año 1513 alguno de los principales artistas de la época, como Pinturicchio, Rafael, Caravaggio y Bernini recibieron el encargo de decorar las paredes y techos del templo.

Piazza Venezzia: Está situada en un importante punto de tráfico. Está presidida por el enorme Monumento a Vittorio Emanuele II, levantado para honrar a la patria tras la reunificación italiana.  Alineada exactamente con la gran construcción blanca se encuentra la célebre Via del Corso, en cuyo extremo opuesto se ve el obelisco de la Piazza del Popolo.

Piazza di la República: Formada por una gran rotonda, rodeada por imponentes edificios. En el centro de la Plaza se alza la majestuosa Fuente de las Náyades, construida entre 1870 y 1888 con las figuras de cuatro leones. En 1901 los leones fueron sustituidos por las estatuas de cuatro ninfas desnudas que representan el agua.

El Vaticano

Parada obligada, como no, seas o no creyente, es El Vaticano. La ciudad-estado más pequeña del mundo, situada en el corazón de Roma. Residencia del Papa, El Vaticano está compuesto por La Piazza San Pedro, La Basílica de San Pedro y Los Museos Vaticanos de interminables salas y pasillos hasta que al fin llegas a la Capilla Sixtina, obra maestra de Miguel Ángel, custodiada por seguridad para no permitir hacer fotos.

Piazza San Pedro es seguramente la más famosa del mundo. Fue construida por Bernini a mediados del siglo XVII y puede acoger a más de 300.000 personas con unas dimensiones de 320 metros de longitud y 240 metros de anchura.

Inmediatamente llaman la atención las 284 columnas y 88 pilastras que bordean la plaza en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de santos. En el centro de la plaza hay un obelisco de 25 metros traído desde Egipto y dos fuentes, una de Bernini (1675) y otra de Maderno (1614). 

- La Basílica de San Pedro es donde el Papa celebra las liturgias más importantes y su interior acoge a la Santa Sede. Su nombre se debe al primer Papa de la historia, San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado en la basílica. Tiene capacidad para 20.000 personas y en su interior destaca La Piedad de Miguel Ángel y la estatua de San Pedro en su trono.

La Cúpula fue iniciada por Miguel Ángel, y la continuaron Giacomo Della Porta  y Carlo Maderno.

- Museos Vaticanos con más de 5 Siglos de historia, podría decirse que es una de las concentraciones de arte más grandiosas que hay. Te llevará horas visitar todo su interior lleno de museos, galerías, cuadros, esculturas...y poca gente es capaz de ver todo al detalle, a no ser que dispongas de mucho tiempo. 

Todo esto, por supuesto, previo pago para todo. Puedes encontrar varias opciones y combinados que es lo mejor para visitar todo:  https://www.getyourguide.es/

Fotogalería Vaticano


Pero fuera de lo más conocido, la ciudad sigue ofreciendo iglesias sin fin, puentes y rincones que hay que recorrer. Castillo Sant' Angelo, Monumento a Víctor Manuel II, Pirámide de Caio Cestio, Porta Paolo, Templo de Minerva (este en lamentable estado...).

Castillo Sant' Angelo 

Unido a la otra orilla por el puente más bonitos de la ciudad, y al Vaticano por un largo pasadizo amurallado. El edificio fue concebido inicialmente como mausoleo del emperador Adriano (117-138), pero su sólida estructura y su posición estratégica le han hecho jugar un papel decisivo en las interminables luchas por el dominio de la ciudad. Fortaleza inexpugnable donde se podían resistir los asedios durante meses, ningún invasor podía proclamarse dueño de Roma hasta que no hubiera rendido Sant'Angelo.

Ha servido también como palacio, donde los Papas pasaban largas temporadas y por eso cuenta con estancias nobles.También se utilizó como como cárcel, cuando pasó a manos del Estado Italiano, y desde 1925 alberga el Museo Nazionale del Castel Sant'Angelo.

El Puente de Sant' Angelo es uno de los puentes más bellos de la ciudad. Los tres arcos centrales son de época romana. En cambio, la decoración es del siglo XVI (las dos esculturas de San Pedro y San Pablo a la entrada) y del siglo XVII (ángeles con instrumentos de la Pasión, esculpidos por discípulos de Bernini). Las dos únicas esculturas de Bernini son la segunda y la cuarta de la derecha desde el castillo.


Fotogalería

Curiosidades

. Para los más Frikis, es decir, nosotros, tenemos la Tienda Profondo Rosso en cuyo sótano está una galería del terror centrada en la filmografía de Darío Argento, que da bastante miedito, o La Cripta de los Capuchinos de Vía Veneto, decorada con restos óseos de unas 4.ooo personas. Debes buscar La Iglesia de Santa María della Concezione dei Cappuccini.

Una frase lapidaria advierte al visitante ya dentro de la cripta: "Aquello que vosotros sois, nosotros éramos; aquello que nosotros somos, vosotros seréis". Te adentras a través de seis capillas plagadas de huesos y cuerpos de frailes que son una pura metáfora de la muerte, de que la vida puede ser apenas el segundo que precede a la Eternidad.

. Si tengo que decir algo que no me gustó, o poner alguna pega, diré que la ciudad podría estar bastante más limpia y mejor conservada en general dado su contenido histórico y reclamo turístico.

. En cuanto al tráfico y gentío es una ciudad caótica... coches, autobuses, motos, gente... todos ellos queriendo pasar al mismo tiempo por un mismo sitio. No te fíes de los semáforos... ¡¡nadie los respeta !! Un buen ejemplo de este caos lo verás en la zona de la Estación Central Termini desde donde tienes infinidad de trenes a varios destinos. Los billetes hay que timbrarlos en unas máquinas antes de subir o te puede caer una buena multa. Y los italianos en general demasiado gritones... y mira que los españoles lo somos.

Roma es ciudad de visita obligada al menos una vez en la vida.

Fuentes de información: National Geographic/SobreItalia/Audioguiaroma

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